Por. Fernanda Ramos Olguin
En la actualidad nuestras comunidades no tienen conocimiento e información de la importancia de la salud y los cuidados personales; viven el momento, viven en la temporalidad, no analizan las consecuencias en el largo plazo. Así durante años son consumidores de carnes rojas, así cómo el consumo desmedido de alcohol y de refrescos, durante años el agua ya no aparece en las mesas en los grandes convivios, así también el consumo de frutas ya es nulo.
Hay un consumo sin medida en los productos cómo el azúcar, la sal y las comidas chatarra.
Esté mal estilo de vida es paulatina está destruyendo al comunero Purhepecha, de más temprana edad aparecen las enfermedades en los hombres y mujeres.
Así también, no atienden las recomendaciones de los Doctores, no hacen correcciones de sus hábitos personales, y aparece la frase fatal ” de algo me tengo que morir”.
Este pensamiento negativo del Purhepecha es lo que va reduciendo a la cultura, debido a que hay muchos fallecidos cada año, así también una enfermedad es difícil de sostenerlo, no solo anímicamente, la frágil economía en las comunidades una enfermedad es como un tiro de gracia.
Qué debemos de hacer? Debemos de replantearnos está cuestión, debemos de hacer un examen de conciencia, y trabajar más en el desarrollo personal, recuperar el autoestima, implementar más talleres de inteligencia emocional en las comunidades.
Acercar la información fidedigna, sobre la importancia de cuidar la salud personal y familiar, ésto nos lleva a la autovaloración, recuperar la cultura austera emocional y económica de nuestros abuelos, y no seremos presas del consumismo brutal que hay hoy en día.
Muchos dirán, que el problema es el contexto social, sí, pero eso no es razón suficiente para justificar los descuidos y los abandonados personales.
Por lo tanto es importante la atención conjunto de un equipo interdisciplinario, Doctores, psicólogos, terapeutas, líderes motivacionales, conferencistas sobre temas de economía y de salud en las comunidades indígenas, y así evitar el acelerado proceso de autodestrucción cultural.