Por: Raúl Cruz Sebastián
Las comunidades indígenas durante la historia, ha sido parte activa de los procesos revolucionarios de México. Sin embargo, llegamos a estos tiempos, donde por un lado los sistemas de partidos están en una crisis profundo, así como en el otro lado, se debe a que los recursos naturales ya están escaseando.
El otro factor, es que la sabiduría de los abuelos, ya no es escuchado y valorado, las juventudes, no todos, tienen miras de imitar de modas y estilos de vida ajenas y de lo que ven en los medios de comunicación. No saben distinguir lo necesario, sino la codicia de tener por tener.
Así también aún es evidente y se muestra el espíritu malinchista, donde tiene que ser alguien de rostro blanco y con barba, quien nos va venir a resolver nuestros problemas, y a los profesionistas nativos los denostan y los tienen en el abandono.
Las comunidades indígenas en Michoacán, están en pleno reconfiguramiento y replanteamiento de su ideología y de sus proyectos sociales.
Aquí es donde son urgentes las asambleas generales, donde se dialogue con respeto y se comparta todas las experiencias de como los abuelos resolvieron sus problemas y ahora, que opinión tienen y que alternativas plantearían.
Establecer, lo que decía el filósofo Enrique Dussel, es importante establecer (que es lo propio y que es lo ajeno), para no diluirnos en este espejismo de la globalización.
Cuidarnos de las ideologías exportadas, que en el pasado fueron causas de guerras, el gran reto de las comunidades indígenas, es pensar a partir de lo propio, donde todo los comuneros son importantes, señores, mujeres, jóvenes, niños, profesionistas. Así también replantear la filosofía de los abuelos de las bondades de la austeridad, y poner un freno al derroche de recursos, en cosas y acciones banales que no ayudan a la salud, a la Comunidad, el buen desarrollo y felicidad de los niñ@s, y la conservación de los recursos naturales. Este es el gran reto, renovarse con sabiduría o Morir y no pasar a la vida de dueños en la historia a mendigos.